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Escrito por: Luis Carlos Bravo P.
Publicado en: EL ESPECTADOR SEPTIEMBRE 24 DE 2020 – 09:05 P.M.
En lo corrido del año, el Banco de la República ha incrementado su tasa de intervención de 3,25% a 4,50%.
La tendencia obedece, entre otras razones, al posible debilitamiento de la demanda interna originado en la disminución de los ingresos petroleros y al cada vez mejor desempeño de la economía americana.
Los mercados internacionales proyectan que esta dinámica se consolidará y que las tasas de interés en el mundo desarrollado comenzarán a subir a comienzos de 2015.
Lo razonable, entonces, es esperar que las tasas en Colombia también muestren una tendencia al alza. La pregunta, como plantea The Economist, es qué tan alto pueden llegar. En el caso colombiano, parece lejana la posibilidad de que en el futuro próximo la tasa de intervención alcance niveles cercanos a los que mostraba a comienzos de 2009, cuando estaba en 9%. En cambio, que supere el 5% sí parece muy probable.
¿Y esto cómo impacta a nuestras empresas? Mucho. Una rápida revisión de las series históricas de la tasa de intervención del Emisor y la tasa DTF muestra una estrecha relación entre ambas. Los movimientos en la tasa de intervención terminan por transmitirse a la DTF. En consecuencia, las juntas directivas deben prepararse para un incremento en la tasa DTF, posiblemente no hasta el 9,69% que mostraba a comienzos de 2009, pero tal vez sí hasta niveles cercanos al 6%.
El efecto de esta subida parece menor, pero no lo es. Un aumento de dos puntos porcentuales en la DTF puede impactar considerablemente los gastos financieros de las empresas colombianas y erosionar rápidamente su salud financiera.
Por ejemplo, un crédito pactado al DTF+3, costaba a comienzos de año 7,35% efectivo anual. Con un aumento de 2 puntos en la DTF, el mismo crédito costaría 9,53% efectivo anual, causando un incremento de 30% en los gastos financieros. En medio de las cada vez más fuertes presiones competitivas, este no es un dato menor para nuestros empresarios. El incremento en las tasas de interés debilita el margen de maniobra y compromete la capacidad de ejecución de los planes de negocios en un momento en el que se busca elevar la capacidad competitiva.
¿Qué hacer? La noticia buena es que el sistema financiero colombiano tiene buenos niveles de liquidez. La curva de plazos aún es plana y los bancos están dispuestos a hacer préstamos a largo plazo a tasas comparativamente bajas. En lo que va corrido del año, el alza en la DTF ha mostrado un rezago con relación a la tasa de intervención del Banco de la República. La DTF estaba a comienzos de año en 4,07% y hoy ronda el mismo nivel. No es tarde para gestionar activamente el riesgo de la tasa de interés.
Las juntas directivas deben evaluar la posibilidad de implantar una estrategia financiera activa que involucre la contratación de préstamos de largo plazo a tasa fija o indexados al IPC. No es posible evitar que la DTF suba, pero sí mitigar sus efectos. Las tasas fijas tienen la ventaja de aislar el servicio de la deuda de cambios en el entorno macroeconómico. Sin embargo, usualmente son construidas con base en instrumentos de cobertura, razón por la cual no siempre están disponibles a un costo competitivo.
Los créditos indexados al IPC tienen un atractivo especial porque el Emisor, en su esfuerzo por controlar presiones inflacionarias, se vuelve de alguna manera un aliado de la empresa. Las presiones competitivas serán cada vez mayores. Nuestras empresas se verán enfrentadas a la necesidad de encontrar un posicionamiento estratégico que les permita insertarse con éxito en las cadenas internacionales de valor. Para ello es necesario recordar que ninguna estrategia será exitosa si no se financia adecuadamente. Ojo con los intereses.
Fuente:
www.elespectador.com
AURUM® Advisors
Luis Carlos Bravo
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