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Escrito por: Luis Carlos Bravo P.
Publicado en: LA REPÚBLICA JUNIO 15 DE 2017

El más importante de estos factores ha sido la fuerte devaluación del peso colombiano. Una empresa colombiana valorada en US$100 millones a finales de 2014, hoy puede estar valiendo US$65 millones, simplemente porque el dólar ya no vale $1.900, sino $2.900. Lo anterior, si asumimos que la empresa haya logrado mantener un desempeño similar al de 2014. Desafortunadamente, en muchos casos no es así. Varias empresas, lejos de fortalecer o siquiera mantener su desempeño, han visto disminuir de manera importante su potencial de generación de ingresos y sus márgenes de utilidad, mientras crece su endeudamiento. En suma, los flujos de caja proyectados son cada vez menos interesantes y más riesgosos.

Las presiones sobre ingresos y márgenes de utilidad tienen su origen en la contracción de algunos negocios, como los relacionados con petróleo y gas, pero sin duda son también la evidencia de la creciente intensidad competitiva que se vive en diversos sectores de la economía colombiana.

Por supuesto, la disminución en el valor de las empresas colombianas se acentuó con el fuerte incremento de las tasas de interés a mediados de 2016 y la Reforma Tributaria reciente.

Decisiones de negocios

En el momento actual no es prudente tomar decisiones empresariales con criterios optimistas, pensando que lo peor ya pasó y que la economía colombiana logró absorber lo más difícil del choque externo provocado por la caída en los precios del petróleo. El ajuste de la economía colombiana no ha terminado. El desbalance externo, causado por la fuerte reducción en los ingresos petroleros, persiste. El déficit de la cuenta corriente ha comenzado a reducirse, pero aún representa 4,4% del PIB. Colombia es como una familia que se acostumbró a vivir de la lotería. Con la caída en los precios del petróleo se nos acabó la suerte y hoy, dos años y medio después, todavía no hemos encontrado una fuente de ingresos que cubra nuestro tren de gastos.

Tampoco es prudente tomar decisiones con base en el pesimismo o volverse multiplicador de críticas, quejas y lamentos. En entornos como el actual es cuando más valor tienen los buenos directivos, los que entienden bien la realidad de sus empresas y toman decisiones acertadas. Un punto clave para tomar buenas decisiones de negocios es el reconocimiento formal de la incertidumbre en el entorno. Las juntas directivas deben tomarse el tiempo para discutir las implicaciones de esta incertidumbre sobre el desempeño de la empresa y decidir qué riesgos son razonables y cuáles se deben mitigar.

Se debe también revisar los criterios usados para evaluar inversiones y proyectos. Esto posiblemente lleve a evaluaciones más exigentes y a una reducción en el volumen de inversión. Finalmente, el entorno es propicio para promover desde las juntas directivas asociaciones, alianzas estratégicas, negocios estructurados, fusiones y venta de empresas. Para ello es fundamental identificar organizaciones complementarias que gestionen mejor algunos riesgos del entorno.

Luis Bravo. LA REPÚBLICA. (2017, Junio 15). ¿Cómo Tomar Decisiones De Negocios En Tiempos Difíciles? Recuperado de: https://www.larepublica.co/empresas/como-tomar-decisiones-de-negocios-en-tiempos-dificiles-2519702

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Luis Carlos Bravo

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